Carta a un maltratador. Por una investigación en Ecoáreas – mardetodos

El día 28 de mayo hicimos públicas las razones por las que nos hemos negado a seguir contratados por el proyecto Ecoáreas que nace de los esfuerzos que hemos hecho en los últimos 10 años por fomentar una gobernanza participativa en el litoral.

Este que se presenta aquí es un ejemplo que ilustra lo duro que ha sido trabajar en este proyecto y puede ayudar a entender la razón de abandonar algo que hemos impulsado durante tanto tiempo. Esta es una carta real remitida en el mes de febrero de 2019 a la luz de información que hemos recibido y de actos de los que hemos sido testigos. Como empresa que intenta apostar por unas prácticas empresariales éticas, firmante del Pacto Mundial de la ONU e impulsora de la Economía del Bien Común, creemos necesario comunicar y denunciar públicamente prácticas contrarias a los derechos humanos y la dignidad de las personas. Destacar también que hace más de dos meses se informó a las entidades implicadas para que pudiesen tomar las medidas oportunas sin que tengamos noticias de que hayan iniciado las investigaciones esperadas. Se han omitido aquellos datos menos relevantes o las identidades de las personas ajenas a nosotros mismos.

El término “maltratador” (el que trata mal) se utiliza conscientemente, teniendo en consideración las propias palabras remitidas por la persona en cuestión sobre sus propios actos y la definición de la RAE.

Consideramos muy importante que las empresas pasemos a la acción, no siendo testigos mudos de este tipo de prácticas injustificables y exigiendo a las administraciones que dejen de mirar para otro lado puesto que la base de la existencia del funcionariado radica en tener asegurado un sueldo para garantizar su libertad de acción en beneficio del interés general.

Si miramos para otro lado somos cómplices. No podemos pedir a niños y niñas que actúen contra el maltrato en la escuela si como adultos no les demostramos que se puede y cómo se hace.

No es valiente quien no tiene miedo, sino quien teniéndolo sigue adelante.

– – –

Email remitido por Arturo Boyra el 22 de febrero de 2019:

«Hola [Maltratador]:

Nos ponemos en contacto contigo Cristina y yo para comunicarte que cerramos relaciones profesionales contigo porque, según nuestro criterio, tus acciones son contrarias a la dignidad y respeto a las personas así como a la salud laboral y personal.

Rechazamos por tanto los presupuestos acordados contigo respecto al «Trabajo 1» y al «Trabajo 2» por un importe total de 24.000€.

(…)

Te mando adjunto tu correo de 19 abril de 2018 para que recuerdes cómo valorabas tú los inicios de tus propias acciones contra nosotros. Digo nosotros porque se mezclan ataques contra mi persona como contra la empresa. Aquí tienes tus propias palabras:

«Tienes toda la razón.

Mi comportamiento fue indigno, fuera de lugar, fuera de tono y muy muy injusto. TE PIDO PERDÓN.

Cuando te di el abrazo por detrás (tú sentado), envolviéndote con mi brazo y dándote un golpecito en el corazón, ya te estaba pidiendo disculpas y cayendo en la cuenta de que me había pasado tres pueblos.

Incluso entenderé que tardes un tiempo en poderme PERDONAR, porque se me fue la pinza totalmente.

La verdad es que descargué mi estrés en ti, (…) Sin embargo, esto no es excusa para mi lamentable y vergonzante «actuación» contigo y con parte del equipo.

Implorando de nuevo y sinceramente tu PERDÓN, recibe un fuerte abrazo y no puedo estar más de acuerdo contigo en que el proyecto y estas situaciones necesitan conductas y actitudes diametralmente opuestas a las que yo he mantenido recientemente.»

Esto fueron los inicios. A partir de aquí se han sucedido toda una serie de comportamientos contrarios a la dignidad, al respeto y al buen hacer. No solo contra mi o la empresa sino contra otra mucha gente e instituciones y especialmente contra el equipo […]. Tu comportamiento ha dificultado nuestro trabajo y ha complicado aún más la difícil situación del proyecto donde no tengo conocimiento de que ni la Consejería ni la [Entidad2]  hayan cumplido con sus obligaciones legales de salud laboral. El saldo es de 7 personas competentes y válidas dimitidas. 7 personas que tenían mucho que aportar al proyecto (…).

En estos meses, hemos vivido situaciones muy incómodas y desagradables motivadas por tu comportamiento tanto contra mí, contra la empresa como contra las personas que trabajaban en (…). Reiteradamente te hemos mostrado nuestro rechazo a dichas acciones verbalmente y por escrito. Las acciones que se vivieron llegaron a tal punto que tanto [otro miembro] como yo te pedimos que renunciases a tu figura en el proyecto. Debido a la intensificación en las acciones y a la falta de resolución por parte de [responsable económico], yo personalmente decidí retirarme del proyecto.

Pero lo que más nos ha dolido y hace de esta situación insostenible, es lo que hemos conocido después. Un jarro de agua cuando ya la gota había colmado el vaso. A raíz de lo ocurrido hemos conocido en profundidad las vivencias de otras personas que han trabajado a tu cargo y se han prestado a hablar. Relatos de maltrato, acoso sexual y laboral de extrema gravedad a los que no podemos quitarle credibilidad, tanto por lo que hemos vivido nosotros, como por lo que hemos presenciado y, principalmente, por la variedad de testimonios. Gente que nos cuenta que años después todavía sigue teniendo pesadillas por lo que les hiciste.

Yo personalmente nunca te he seguido el juego en tu trato a las mujeres y quizá por eso no he sido consciente de lo que pasaba más allá de comentarios irrespetuosos y desagradables de los que sí he sido testigo. Sí he podido constatar una cosificación de la figura de la mujer que ahora veo con otro nivel de consciencia y se me cae el alma a los pies escuchando los relatos. (…), es muy grave lo que has hecho y por lo que parece lo has hecho a diestro y siniestro.

He vivido un comportamiento lamentable y deplorable donde he visto como se faltaba a la verdad, como se ficcionaba y se me intentaba ridiculizar y desprestigiar para hacer creer a terceros lo que no era.

(…)

El proyecto (…) que nosotros representamos es un proyecto de participación y sostenibilidad y contra el abuso de poder. Es por eso que este tipo de actitudes resuenan con más fuerza y tarde o temprano hacen caer todo por su propio peso. Quien crea que puede hacer con Ecoáreas su patio particular corre el riesgo de malgastar tiempo, esfuerzo y dinero. Si es dinero público habría que analizar hasta qué punto entramos en la malversación de fondos públicos.

[Maltratador], esto no es una partida de ajedrez. Desde que se utilizan comportamientos contrarios a la dignidad de las personas o directamente violentos se ha perdido el juego. Sólo tú sabes lo que has hecho y a cuántas personas.

¿Qué pensarías de alguien que trate así a [las mujeres que aprecias]? Por favor te pido que pienses en ellas cada vez que estés frente a una mujer.

(…)

Dada la situación, te pedimos la mayor distancia posible entre nosotros y que trates a la gente con dignidad y respeto. Si valoras la [relación] que hemos tenido te invitamos a desplegar todas tus capacidades y creatividad para resarcir a las personas que has hecho daño con tus actos.

Simplemente adiós.

Arturo y Cristina»

– – –

La carta remitida por el maltratador a Arturo acababa diciendo:

Durante los últimos (X) años he aprendido mucho de ti (honradez, ética profesional, seriedad, profesionalidad, trabajo de calidad, responsabilidad …)

Quizá siguiendo fieles a esos apelativos tomamos la decisión de dar el paso y hacer pública esta información a nuestro juicio muy grave en su contenido, pero gravísima estando en conocimiento de las administraciones y no teniendo noticias de que esté siendo gestionada.

Por eso pedimos públicamente que nuestras reiteradas solicitudes de investigación del proyecto Ecoáreas sean atendidas con objeto de dirimir las responsabilidades que pueda haber y que las partes puedan emprender las acciones que consideren oportunas a la luz de los hechos probados. Quienes dirigen el proyecto Ecoáreas tienen esta información desde hace meses. Con los datos en manos de las administraciones implicadas perfectamente se podrían haber abierto investigaciones «de oficio» pero es más fácil y cómodo pedir a las víctimas que se expongan a un futuro incierto por la vía administrativa o incluso jurídica después de las injusticias que ya han sufrido. Los daños, el miedo y la inseguridad económica y jurídica hacen muy difícil que existan esas denuncias y así el mundo sigue girando y nada cambia. Creemos necesaria una investigación y posterior negociación para evitar el proceso judicial que no beneficia a nadie. Más vale un mal acuerdo que un juicio. ¿Dónde está el proyecto de participación?

Páginas relacionadas:

Más información en: www.mardemenos.es